El infinito como una pared infranqueable
Suite Satie de Xavi Millán
Laura Terré
La imaginación se activa en la contemplación de un techo. Tumbarse y mirar, dejar la mente en blanco. Las rugosidades, los colores dorados y azules, elevarán el tacto al reconocimiento visual. Flotarán los fantasmas, se concretarán las figuras, imaginaremos paisajes... De las manchas de humedad surgirán animales mitológicos, las sombras y los reflejos darán vida a los caballos en su trote, a los jinetes que los montan, huyendo de nuestras preocupaciones cotidianas.
La abstracción es el primer estadio del mundo, el caos de una tierra ciega, la ciénaga. En ella se están moviendo los seres que después serán. Los primeros habitantes del mundo fueron los árboles. Son tan antiguos que han perdido la categoría mítica de dioses. Su inmovilismo les hace vulnerables. Pero en sus copas alcanzan a barrer el techo plano del mundo sostenido por los cuatro puntos cardinales. En las imágenes de Millán, el negro contraste de esa mágica forma bellamente descrita como en un espejo por la máquina de fotografiar, nos hace sentir lo insustituible de cada una de sus hojas en inconsciente disposición geométrica. Ascender con la mirada por el tronco de un árbol es tocar el cielo.
Estas fotografías son lo que conocíamos en los tiempos analógicos como “sándwich”: dos imágenes superpuestas que aprovechan los huecos trasparentes del acetato para invadirse mutuamente. Millán logra ese efecto de fusión con la sensibilidad de un pintor, sirviéndose de la tableta gráfica y las capas del programa de retoque. Al final alcanza un naturalismo que nos confunde. Lo que estamos viendo es un cielo a través de las hojas contrastadas de los árboles. Pero es importante que tratemos de recuperar la intención que está en el origen de lo que, de lo contrario, podría quedar como un simple truco virtuosista.
Reconocemos en estas estampas la imagen romántica que soñó Courbet tras la observación obsesiva del paisaje, reconocemos la paleta del primer Mondrian antes de sucumbir al neoplasticismo intelectual. Un romanticismo que se esfuerza en dejar de lado el sustrato terrenal de los conflictos, las luchas de clases, el racismo, cualquier clase de injusticia. Evasión que pretende reducir el poder del ser humano a un aliento fútil que nada transforma, que nada puede.
El observador del mundo sueña tumbado bajo el árbol sin
sombra, cuando el sol ya se ha ocultado y solo pinta las nubes de volumen
espolvoreado de tiza. Atardecer mecido por el paso lento de una Suite Satie, con
sus Gnossiennes y Gymnopédies como danzas fúnebres, piezas frías, nocturnos,
preludios al borde de la profunda noche e, incluso, un vals del chocolate con
almendras al amanecer del día siguiente. Millán está obedeciendo, como un
médium, a su instinto infantil al titular sus creaciones. Satie se ha
comunicado con él íntimamente. Menus propos enfantins. Bajo la
perfección de la imagen, bajo su aspecto barroco, se cuela un tono irónico, de
desesperanza, que resucita las preocupaciones de este mundo de adultos y barra
el paso al infinito mediante un muro infranqueable contra el que se estrellan
nuestros pensamientos.

POSTER

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SATIE 13

COLPO DI FULMINE

SATIE 8

BREATHE 1

BREATHE 2

SATIE 31

SUITE DUBLIN

IN THE TRAIN 1

IN THE TRAIN 2

IN THE TRAIN 4


SATIE 18

SATIE 24

SATIE 26


